La agricultura en el Perú tiene aproximadamente 10,000 años. En Caral, al norte de Lima, hay evidencia de la domesticación del maíz, la papa y el ají, hace 5 mil años, en donde también cultivaban otros productos, como calabaza, achira, pacae, frijol de árbol, maní, ají, guayaba y pallares.
En Nanchoc, Cajamarca, se han encontrado los restos más antiguos de agricultura en el continente americano, fechadas con 9,600 años de antiguedad. En Huaca Prieta, La Libertad, se encontró el tejido más antiguo del mundo, fechado 7.800 años de antigüedad, este hecho develó un avanzado uso de algodón cultivado. Estas actividades marcaron el inicio de una transición hacia sociedades más complejas. Con el tiempo, las culturas preincaicas como los Moche y Nazca perfeccionaron técnicas agrícolas, como el uso de canales de riego y andenes, con lo que convirtieron el desierto en lugares fértiles.
En la época inca, la agricultura era la base de la economía y la organización social. Los incas utilizaron un sistema agrícola avanzado que incluía andenes (terrazas construidas en laderas), cochas (reservorios de agua), y un sistema de rotación de cultivos que optimizaba el uso de la tierra. La planificación y manejo centralizado de los recursos, bajo el sistema de redistribución estatal, aseguraban alimentos para toda la población, incluyendo reservas en los tambos (almacenes) en caso de emergencias.
El maíz, la papa, la quinua y otros productos como el algodón y el camote fueron fundamentales en la dieta y la economía. Además, los incas implementaron un sistema de reciprocidad y trabajo colectivo (ayni y minka) que reforzaba la cohesión social y maximizaba la producción agrícola.
Potencial económico actual
Hoy en día, la agricultura peruana tiene un rol crucial en la economía nacional, hay casi 2 millones de unidades agrícolas familiares, genera el 30% de los empleos en el país, produce el 70% de los alimentos que consumen los peruanos. En tiempos recientes se ha incorporado la agroindustria, fundamentalmente de frutas orientadas a la exportación, a lo cual se suma el café, el cacao, los espárragos, la quinua y los arándanos. El potencial agrícola está demostrado desde la antigüedad.
Pero el sector enfrenta desafíos, como créditos, el acceso al agua y la modernización tecnológica que parta del conocimiento y de nuestra particular geografía, no se aprovecha del todo el enorme potencial de la agricultura ecológica, que tiene certificaciones orgánicas, que son altamente valoradas en los mercados internacionales.
Pero lo más importante es asegurar alimentos sanos y a precios justos, en todas las épocas del año.
Sin nuestra variada agricultura no existiría la gastronomía peruana, es la piedra angular de nuestra variedad de platos, que tiene reconocimiento mundial. Ingredientes como la papa, el ají, el maíz y los tubérculos andinos son esenciales para el ceviche, la causa limeña, el rocoto relleno, la pachamanca, entre otros.
Asimismo, nuestros diversos productos agrícolas permiten innovaciones culinarias: chefs peruanos integran ingredientes locales en preparaciones modernas, generando una fusión única que ha elevado la cocina peruana al escenario global. Además, la biodiversidad agrícola del país es clave para preservar y promover la identidad cultural, así como para garantizar la seguridad alimentaria.