Lima, 10 de noviembre.
Tras una incesante campaña en contra orquestada por la derecha oligárquica y las élites económicas internacionales que insinuaban un supuesto fraude electoral, y en medio de un tenso escenario de creciente violencia social desatado por hordas vandálicas que vienen persiguiendo y atacando a los líderes y lideresas indígenas, el día de ayer el líder aymara Evo Morales se vio obligado a renunciar a su cargo de Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia presionado por una traicionera cúpula militar que, vulnerando el orden democrático y pasando por encima de la voluntad popular, amenazaba con desembocar un terrible derramamiento de sangre. Tal y como lo declaró el propio Morales Ayma: “Mi pecado es ser indígena, dirigente sindical y cocalero”. Sin embargo, su decisión de renunciar, lejos de devolver un clima de paz y seguridad en nuestro hermano país, ha desatado niveles inimaginables de violencia, represión, odio, racismo y discriminación en contra del pueblo boliviano, especialmente contra los y las indígenas que salieron a defender al gobierno legítimo.
Al respecto, Antolín Huáscar, presidente de la CNA, manifestó que: “Rechazamos el abandono de las Fuerzas Armadas y de los medios de comunicación en un momento tan crucial como este. A través de las redes sociales, videos y audios hemos podido evidenciar que se están produciendo violaciones gravísimas a los derechos humanos de carácter racista, xenófobo y clasista”.
Desde la CNA, hacemos un llamado a las organizaciones sociales e indígenas, a la comunidad internacional y a los organismos de derechos humanos a mantenerse alertas ante este nuevo atentado de la derecha contra la democracia y la justicia social en el hermano Estado Plurinacional de Bolivia, pues estos graves hechos no solo ponen en serio riesgo la democracia, la paz y la estabilidad del continente, sino también los derechos humanos y las libertades de los ciudadanos y ciudadanas bolivianos.
, Asimismo, exigimos al gobierno peruano que se pronuncie firmemente contra este atentado contra la democracia boliviana y que condene este golpe de estado perpetrado por los partidos de la derecha oligárquica y las fuerzas armadas bolivianas, que evidentemente cuentan con todo el apoyo de los capitales y potencias extranjeras que, una vez más, buscan adueñarse de los inmensos recursos naturales que posee nuestro hermano país
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